La aerolínea de bajo coste registró en su primer semestre fiscal, que finalizó el pasado 31 de marzo, unas pérdidas antes de impuestos de 53 millones de libras esterlinas, unos 38,5 millones de euros.
La razón de este “solido” resultado se debe, según la compañía británica al “fuerte énfasis” en la asignación de asientos, a las iniciativas para captar más ingresos y a un funcionamiento de los costes “mejor de lo esperado”.
Más asientos asignados y la posibilidad de que los pasajeros puedan cambiar sus vuelos ha logrado atraer a más viajeros de negocios, y reducir su diferencial con su principal rival, Ryanair.