Todos tomamos algunas decisiones bastante tontas en nuestra vida. Algunos han dejado atrás una gran oferta de trabajo para trabajar por una startup que ha terminado yendo a ninguna parte. Otros se han enfadado directamente con un jefe que acaba de pasar a ser consejero delegado.
Luego están todos los errores en los que interviene el dinero. Invertir en una empresa justo antes de que se declare en quiebra. Doblar las acciones tecnológicas antes de que la burbuja de las punto-com estallase…
Pero también tomamos buenas decisiones puesto que muchas cosas nos salieron bien. Por supuesto, siempre hay una cierta cantidad de aleatoriedad en la vida. Pero más que nada, en el éxito y la felicidad se trata de tomar decisiones inteligentes.