Los gobiernos por lo general tienen algún nivel de construcción intelectual, filosófica, alguna visión del mundo. Un relato, una filosofía.
El gobierno anterior tuvo varias construcciones intelectuales detrás explicando y justificando muchos comportamientos. Por ejemplo Carta Abierta. Ricardo Forster fue uno.
Ernesto Laclau fue un filósofo del gobierno anterior.
La tapa del País de Madrid esta mañana nos recuerda que este gobierno actual también tiene una suerte de filosofía o de construcción de ideas en la figura de Alejandro Rozitchner.
Es una persona a la que le tengo un afecto importante.
Rozitchner sugiere que el gobierno tiene un diagnóstico de carácter existencial sobre los problemas argentinos. Y de alguna manera explica la misión del presidente Macri en el país desde una perspectiva casi psicológica.
Alejandro -Rozitchner- sugiere que hay una Argentina nueva, que hay que curar un país históricamente victimista. Y que la misión del Presidente es la de curar una sociedad con procedimientos del tipo de psicólogo nacional.
Lo que sí es importante acá es que el enfoque de Alejandro Rozitchner supone un diagnóstico del mal del país. Supone que el problema de los argentinos deriva del comportamiento individual de las personas. Y que ese comportamiento individual construye un carácter colectivo que debe ser modificado.
Hay una visión más clásica, que supone que hay un sistema que condiciona el comportamiento de las personas y en todo caso el comportamiento colectivo, y que la misión del líder es modificar el sistema.
Yo tengo una visión contrapuesta a esto, que la misión de los líderes es modificar el sistema.
Tiendo a creer que el rol de los líderes es tener un plan, un proyecto de país e intentar con la política y el gobierno llevarlo adelante.
En un momento del artículo Rozitchner confiesa que Macri no tiene un plan, lo que tiene es la intención de curar a la sociedad y modificar el comportamiento individual de los argentinos.
Esta idea no es una cuestión tan banal, constituye un verdadero diagnóstico del país.
Estamos claros que este gobierno con más o menos éxito, va por este camino. Un gobierno que carece de un proyecto de país por lo menos visible que pone mucho énfasis en la relación interna entre los integrantes del famoso equipo, y que el presidente no opera como un líder político clásico, sino que es una especie de sanador de una sociedad que está lastimada y que requiere una mejora en el comportamiento individual de las personas.
Rozitchner no es un psicólogo naif, es un tipo brutal. De hecho esta mañana recordaba que Alejandro fue el autor del artículo más brutal que se escribió sobre la señora de Kirchner. En el diario El Cronista del 1º de junio de 2009 escribe "La lidereza exasperante".
Este trabajo es una importante contribución releerlo.
María Isabel Sánchez lee "La lidereza exasperante", donde sostiene que el líder generalmente se hace querer. Y se plantea cómo llega una sociedad a tener un líder y una lidereza que optan por la estrategia contraria". Afirma que Cristina se hace detestar, que no debe tener admiradores ni seguidores. Asegura que "destilan agresividad, ofensa, intolerancia. Vienen de un mundo viejo y se van quedando sin sustento cada vez más lejos del piso". Afirma que Cristina Kirchner "es una presidenta sin amor, sin ganas de ayudar, sin humildad".
Lo que el tipo ha escrito hace ocho años tiene una vigencia extraordinaria.
Hoy Alejandro Rozitchner aparece en la tapa del País, como el filósofo del Presidente que sugiere que cada argentino necesita una modificación de su comportamiento individual para hacer un país mejor.
La vigencia de lo escrito por él hace ocho años es brutal.