Los ruidos provocados por los excesos de agentes policiales, o por la institución como cuerpo, suelen ser de un espectro amplio y duradero.
Los causados por la actuación de los fiscales o por su falta de actuación, no tanto, pero juntos tienden a ser dañinos.
Y esto es así porque tanto la Policía Nacional, como el Ministerio Público comprometen muchas veces con su actuación, o con su inactividad, la seguridad y la libertad del ciudadano.
Se puede comprender que sea más fácil mantener a los fiscales sin grandes ruidos, que a los policías. El nivel educativo de los primeros es, sin duda, una buena razón. La cantidad es otra.