En la última sesión de control antes del receso estival, el Congreso de los Diputados vivió un duelo verbal de alto voltaje entre Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz adjunta del Partido Popular, y el ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños.
En un ambiente caldeado por la cascada incesante de casos de corrupción que afectan al PSOE y a su entorno, la diputada popular no ahorró calificativos ni ironía fina para retratar lo que, según ella, es el verdadero papel del ministro: “¿Es usted el maquillador de Pedro Sánchez, en sentido literal o figurado?”, disparó desde la tribuna, dejando al ministro en una posición incómoda y forzándole a recurrir al manido argumento del “ultraderechismo” para descalificar a su adversaria.
Las palabras “maquillador de cadáveres”, que Álvarez de Toledo remató después en redes sociales, resonaron como un dardo dirigido tanto a Bolaños como al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en referencia al intento del Ejecutivo de ofrecer una imagen renovada pese a los escándalos recientes. Y es que el contexto no podía ser más comprometido para los socialistas: informes policiales que apuntan a comisiones ilegales en la cúpula del partido, investigaciones abiertas sobre la esposa del presidente y una opinión pública cada vez más escéptica ante las explicaciones oficiales.