Robert Kennedy, el secretario de Salud de la Administración de Donald Trump, ha logrado una proeza al alcance de muy pocos: unir a políticos demócratas y republicanos. Los senadores de las dos bancadas se han lanzado este jueves a arremeter contra él, su política de vacunas, su desprecio por los datos médicos y sus contrataciones de personas con posiciones científicas alejadas de lo habitual, en una muy contenciosa sesión de control en el Comité de Finanzas de la cámara alta estadounidense.