Estoy absolutamente seguro de que, a esta hora, en La Moncloa están sopesando convocar elecciones anticipadas. Seguro que se pasan el día mandando mensajes a Tezanos, para que les facilite datos, sondeos y pistas, porque Sánchez no se verá en otra como esta.
La tentación es aguantar, agarrarse al sillón como un guacamayo a la percha y seguir hasta el otoño de 2027 viajando en Falcón, disfrutando de La Mareta, colocando amiguetes y haciendo pasta. Pero el marido de Begoña es tan soberbio como ambicioso.
Y sin duda, en su fuero interno, alimenta la ensoñación de que, aprovechando el calentón de la calle y que los procesos judiciales a su mujer, su hermano músico, parientes, súbditos, cofrades y compinches no están muy avanzados, puede salir airoso. En ese terreno, cada día que pase será peor para él.
Lo mismo ocurre con Gaza, que ahora es el ungüento amarillo para movilizar sectarios y fanáticos de todo pelaje. Inasequible a la coherencia, el amo del PSOE se ha puesto a la cabeza del boicot mundial contra Israel.
Para no correr el riesgo de que el televoto de los españoles vuelva a dar la victoria a Israel, como ocurrió el año pasado, ya ha dado orden a su sicario en RTVE de que anuncie el boicot a Eurovisión. No participamos y, muerto el perro, se acabó la rabia.
Lo mismo, por lo mismo, sugiere el analfabeto Patxi López que hagamos con el Mundial de Fútbol, pero me da que en ese asunto no le van a echar pelotas.
O sea, que la cosa, tal como la veo hoy, se limitará a mucha bulla, ristra de palabras gruesas y sonoras descalificaciones contra Israel, para tapar la corrupción y alisar el terreno de cara a unas elecciones que se celebrarían a principios del próximo año. A ser posible, antes del batacazo que la izquierda se dará en Castilla y León y previo al de Andalucía.
Todo con la inestimable colaboración de la ‘Brunete Pedrete’ mediática y el rebaño de la ceja, que arropó en su día a Zapatero.
Por cierto… no me negarán que Bardem, Almodóvar, Belarra, Montero y cuadrilla estarían preciosos manifestándose contra las torturas en el Helicoide chavista o clamando contra el ahorcamiento de homosexuales ante la embajada de Irán en Madrid.
Pero no. Lo suyo, como lo de Sánchez, es pura impostura.
Ahora toca la performance del pañuelo palestino, el berrido contra los ciclistas de La Vuelta, la ira en Eurovisión y rasgarse las vestiduras con Gaza, que muchos de ellos no saben ni situar en el mapa.