El venezolano Armando Carías revolucionó el teatro infantil tras descubrir su pasión durante un viaje a México en los años 70, lo que lo llevó a fundar Los Carricitos en 1973. Carías desafió el enfoque tradicional con un método pedagógico sutil y la audacia de abordar temas tabú como la muerte y el divorcio, viendo el teatro como un espacio de catarsis para los niños. Su trabajo, simbolizado por el grupo El Chichón de la UCV y su espíritu de "sana desobediencia", afirma que el teatro es inherentemente político y llama a la autenticidad y la identidad venezolana en la nueva creación artística.