En un Movistar Arena repleto, el presidente argentino Javier Milei protagonizó una noche cargada de política, emociones y simbolismo. “¡Kirchnerista, pudiste ganar un round, pero no ganaste la batalla!”, gritó ante miles de seguidores, en un acto que sirvió como impulso para las elecciones legislativas del 26 de octubre, y también como plataforma para presentar su nuevo libro: "La construcción del milagro".
El evento tuvo múltiples ejes. Además del tinte electoral y la promoción editorial, Milei aprovechó para homenajear a Charlie Kirk, activista conservador y seguidor de Donald Trump recientemente asesinado, y para expresar su solidaridad con Israel y con las víctimas del atentado de Hamas, reafirmando su alineamiento internacional con la derecha global.
La escena fue tan eufórica como desconcertante. Periodistas y analistas, incapaces de seguirle el pulso al fenómeno Milei, quedaron descolocados ante la energía del mitin, que recordó a los días más intensos de su campaña 2023.
Sin embargo, el acto ocurre en un contexto complejo: desgaste de imagen, acusaciones de corrupción, vínculos con una criptoestafa y la reciente renuncia de un funcionario cercano por presuntos lazos con el narcotráfico ensombrecen su gestión.
